Esther, una joven agraciada, de esbelto cuerpo. Se mira al espejo y este le refleja su juventud y a la vez, esos ojos tristes, resaltados, por un maquillaje que ella no se hizo. Un maquillaje, en todos los tonos del color morado, del mas claro, hasta, el más oscuro. - ¿Que hice para tener este maquillaje? - Se pregunta, sin encontrar la respuesta. O si la tenía. Se casó con aquel, que la maquillaba siempre igual, a veces mas difuminados, a veces, los labios también, y el cuerpo. - No quiero verme esos colores - Se decía así misma, solo los sentía, como sentía su alma perdida sin saber que hacer.
- ¿Huyo? Y ¿Si me encuentra? ¿Me maquillará peor? - Miedo y amor. Rara composición.
¡¡Ayuda!! - Pide a gritos ahogados, silenciosos, como en silencio se mira al espejo, aquel maquillaje en color morado.
por Virginia Oviedo
Como esta pequeña historia de Esther, hay miles en este preciso momento, miles, mirándose ese maquillaje que no se lo hicieron ellas.
Amig@s, este portal se abre, para dar a conocer la historia de Bernardina. Hija de españoles que migraron a Perú a finales del siglo XIX. Una mujer, que, a pesar de tenerlo todo en la vida para ser feliz y casi tocar el cielo, de pronto, su vida toma un duro revés y se encuentra en situaciones como la de muchas mujeres en la actualidad, llegando a sentir el infierno. Una cruda realidad como es la VIOLENCIA DE GENERO en la que se encuentran muchas mujeres en la actualidad.
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Conmovedora. Sí, amiga, hay miles de mujeres que lucen esa maquillaje en sus cuerpos y almas. Saludos.
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